El libro recoge gran parte de las fotografás y relatos que el nonagenario autor regala a sus seguidores en las redes sociales, y que la Fundación Mutua Segorbina ha trasladado a papel como testimonio de una parte de la historia de Segorbe y comarca
¡OYE!... ¡Ahora que me acuerdo! es el título del nuevo libro que por petición popular, el incansable narrador gráfico y de vivencias, Narciso Chiva Ibáñez, a sus 92 años, presentó el sábado en la Sala de Actos de la Mútua Segorbina.
¡OYE!... ¡Ahora que me acuerdo! es el título del nuevo libro que por petición popular, el incansable narrador gráfico y de vivencias, Narciso Chiva Ibáñez, a sus 92 años, presentó el sábado en la Sala de Actos de la Mútua Segorbina.
Una obra que ha tomado cuerpo casi de milagro, pues a lo duro de convencer a su autor por sus seguidores y amigos para que recogiera todos sus relatos y los agrupase en un libro, se añadieron problemas informáticos, alguno de salud, y otros ya en el proceso de edición, tal y como se expuso durante la presentación, que fue dirigida por el presidente de la entidad, Rafael Zarzoso, y el director de publicaciones de la Fundación Mutua Segorbina, Pablo Pérez García.
Pero la espera nos ha valido la pena y como la petición se ha hecho realidad, una buena parte de esos amigos virtuales nos materializamos para abarrotar la sala y escuchar al maestro, que acompañado de su esposa, hijas, familia y autoridades locales, hizo gala de su humor y nos dejó a todos con la sonrisa de oreja a oreja, precisamente a cuenta de lo que padecen las suyas: la sordera y algunas anécdotas que a causa de ésta y de su visión le ha tocado vivir.
Lo bueno es que además, en este libro, le han ordenado cronológicamente las 234 fotografías que recoge, arropadas con sus narraciones recordando sus vivencias, a sus amigos, vecinos y familiares, así como desaparecidas costumbres y tradiciones relatadas con su peculiar estilo irónico y socarrón. De esta manera, su valor testimonial adquiere además un valor histórico para conocer acontecimientos cotidianos vividos en primera persona durante el último siglo de la ciudad de Segorbe, además de gráficos, pues con sus muchas cámaras de fotos plasmaba esas situaciones y personajes que los libros de Historia se olvidan de nombrar.

Gracias Maestro por todo, y gracias a la Fundación Mutua Segorbina por hacerlo realidad y hacernos partícipes de un ejemplar con cuya lectura nos alegrará y refrescará (aunque sea solo la memoria) estas tórridas tardes del verano en el que ya estamos metidos.